En contraposición al actual sistema capitalista, si nos centramos en el enclave educativo,
tiene su origen lo que se denomina Pedagogía Feminista. Esta nace como alternativa a la
deconstrucción del patriarcado y androcentrismo que conforman las actuales estructuras de la
educación.
Es una teoría relativamente nueva, aunque a mi parecer estaba ya afianzada en nuestros
subconscientes críticos.
Dentro del sistema educativo hemos sido estudiantes, aprendices de conocimientos, valores y
creencias… pero, las generaciones están en constante transformación y van pidiendo cambio
para adaptarse a este panorama líquido, como decía el famoso sociólogo polaco Zygmunt
Bauman.
El fácil y temprano acceso a los mass media supone la interiorización de elementos sociales
no muy acordes con la transformación del actual sistema. Con ello, me refiero a la gran
cantidad de “influencers” que se atreven a difundir valores machistas que, evidentemente
calan en las mentes más jóvenes. Uno de los últimos más sonados fue Naim Darrechi y su
apología al machismo. Y entonces, ¿qué función tiene aquí la pedagogía feminista?
En primer lugar, desmontar todos estos discursos que suponen la minusvaloración de la
Mujer sea cual sea su clase social, sexualidad, raza o idiosincrasia que la envuelve. Además,
aunque muchas personas aún no hayan contemplado por completo esto, la pedagogía
feminista también incide en la protección y visibilidad de masculinidades
contra-hegemónicas.
En segundo lugar, la pedagogía como ciencia social y de reflexión sobre la educación unida
al movimiento feminista, pretende construir una nueva sociedad por medio de la inteligencia
emocional, la crítica y habilidades sociales.
No me refiero a una sociedad más tolerante porque, como me dijo hace algunos años una
antigua profesora de Universidad: no tenemos porqué ser tolerantes, esto sugiere tener que
llevar algo sosteniéndolo en nuestra espalda y no debe ser así. Hablamos más de la aceptación
de la diversidad como fuente de enriquecimiento, respeto y evolución.
Por último, aunque todo este entramado parezca muy difícil de alcanzar, ya que tenemos que
lidiar día a día con discursos políticos públicos que dan voz al patriarcado y silencian con
fronteras sociales la voz de la Mujer, si no empezamos a caminar todos y todas a una no
llegaremos a ver el horizonte.
Cerremos la puerta a todas esas leyes con distintos colores que plantean el patriarcado
encubierto y promovamos la pasión por la pedagogía y su unión con el movimiento feminista.
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