La situación del covid 19 ha producido entre otras cosas que los clubes de fútbol no permitan la entrada de aficionados a los estadios. Desde hace unos meses la mayoría de las competiciones se han estado jugando a puerta cerrada, solo con la asistencia de la prensa y con todas las medidas de seguridad y sanitarias disponibles.
Una de las competiciones
más importantes en España como es la Supercopa se jugó a partido único, con dos
semifinales y una final como reto para lograr el triunfo. El FC Barcelona, el
Real Madrid CF, la Real Sociedad y el Athletic Club de Bilbao fueron los
cuatros equipos que pelearon para conseguir el título, siendo el Athletic Club
el flamante super campeón.
La final se disputó en el estadio Olímpico de La Cartuja y aunque no pudo entrar público no fue excusa para que los aficionados disfrutaran y apoyaran a su equipo. Cada casa, cada balcón, cada azotea, cada calle y avenida estaba vestida de los colores del Athletic.
Los nervios previos del
partido estaban a flor de piel, todo Athleticzale estaba en casa comentando las
alineaciones y agarrando con fuerza su bufanda. En cada ocasión malograda todos
nos llevaos las manos a la cabeza, y de conseguir gol se canta siempre como si
fuera el último. Y es que…para el Athletic una final no es un partido
cualquiera. Los partidos del Athletic se viven con intensidad, sabedores de la
gran alegría que dan a mucha gente repartida por todo el mundo.
Una victoria del Athletic
es capaz de subir el estado anímico de manera literal a una familia entera
durante días. ¿Qué por qué? Porque ser del Athletic no significa solo animar a
un equipo de fútbol, es mucho más que cantar goles, vas mucho más allá de
cantar y rugir con el himno, ser del Athletic y lo que representa es un
sentimiento.
Si algo caracteriza al Athletic Club de Bilbao es su forma de mimar a su cantera. A diferencia de otros muchos clubes el Athletic tiene una filosofía que lo hace único. Jugadores nacidos o criados en Euskal Herria o que hayan pasado por las categorías inferiores del Athletic, entre algún que otro etcétera.
A veces muchos piensan
que mantener esa filosofía es ser egoísta, que de alguna manera se discrimina a
aquellos que no cumplen con los requisitos, pero lo cierto es que con esa
filosofía han conseguido que se le de más valor a lo que se tiene en casa y a
lo que se gana. Un grupo de once aldeanos compitiendo por todo y contra todos.
Merece destacar, entre
otros muchos datos más, que aunque a simple vista el Athletic se vea como un
equipo cualquiera de la liga española es junto al Real Madrid y al FC Barcelona
el único equipo que nunca ha descendido de categoría.
¿Qué piensan ahora de su
filosofía? Después de ciento veintitrés años ahí sigue.
Jugadores míticos como
Rafael Moreno Aranzadi “Pichichi”, cuyo apodo lleva el título del trofeo al
máximo goleador de la liga y cuyo busto se encuentra en San Mamés. Telmo
Zarraonandia Montoya, que formó parte de una de las mejores delanteras de la
historia del Athletic y de la liga junto a Iriondo, Venacio, Panizo y Gainza.
Todos ellos son ejemplo a seguir generación tras generación.
Para todo bizkaíno e incluso fueras de las fronteras de Euskal Herria el Athletic es una forma de vida, de pensar y de disfrutar. En Lezama, su ciudad deportiva, se transmiten valores que van más allá del deporte. El corazón, la garra, el sacrificio, el trabajo diario, la disciplina, el compromiso, la unión, el respeto, la humildad y la familia.
Todo niño y niña que
inicia sus pasos en las categorías inferiores sueña con jugar algún día en San
Mamés y representar al Athletic. No es solo jugar y disfrutar sino hacer
disfrutar. Para ellos significa defender a un pueblo. Como bien dice una frase
de su himno, “Euskalherriaren erakusgarria”, “el orgullo de Euskal Herria”.
Hay un título que aunque
no se vea en las vitrinas siempre acompaña al Athletic, año tras año, temporada
tras temporada, y es mantener la categoría y competir contra todos con
jugadores de la casa. No es para nada conformista, pero es su filosofía y es lo
que lo hace único, diferente e histórico.
Aritz Aduriz Zubeldia, ex jugador rojiblanco y que acompaña al equipo cuando puede lo resumía muy bien hace años:
“Somos más que un equipo
de fútbol, esta cuadrilla es una familia. Somos diferentes y competimos contra
el resto del mundo. Por eso ganar un título aquí vale más que ganarlo en otro
sitio, porque somos todos de aquí, prácticamente vecinos de toda la vida. Habrá
gente que no lo entienda, pero el Athletic es un sentimiento. Cada niño que
nace aquí ya viene con la camiseta del Athletic puesta.”
Así es el Athletic Club
de Bilbao, una familia en la que cuando todos los equipos quisieron ser Goliat,
ellos decidieron ser David. Así es el rugido del león.
¡ Athleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeetiiic! ¡Eeeuuup!
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