¿Estás cansado de buscar sin éxitos una identidad colectiva? No te preocupes, te traigo la solución: intégrate dentro de una de las sectas que dominan el panorama político español. Existe, aparentemente, una gran variedad, las hay de color rojo, morado, verde, azul o naranja, y de ideas progresistas, nacionalistas, liberales o extremistas. ¿A qué esperas para dar el paso?
No obstante, debes saber previamente que una vez que elijas la secta, dentro de ella tendrás que asumir que te conviertes en un militante-creyente. Tu secta, o más bien los falsos predicadores que la dirigen, se encargarán de introducirte con embudo todos los preceptos de fe que la caracterizan. Pero, créeme, aunque como individuo pensante quedes totalmente oculto, te sentirás importante. Hay una tendencia entre estos militantes-creyentes, de los que pronto formarás parte, de sentirse intelectuales porque sus discursos políticos y/o sociales suelen ser bastante aplaudidos dentro de su círculo, aunque visto desde afuera sean meras reproducciones del pensamiento único defendido por la secta a la que pertenecen.
La secta que elijas no tendrá en cuenta la complejidad de la mente humana ni sus contradicciones internas. Cada secta, ignorando el perspectivismo de Ortega y Gasset, presenta su visión de la realidad como episteme o verdad absoluta, mientras que concibe a las demás como doxa o mera opinión. De esta forma, la secta en cuestión -al considerarse la única válida para solucionar todos los problemas de la nación- conjuga el verbo “imponer”, rechazando la esencia del dilema del prisionero desarrollado por Merrill M. Flood y Melvin Dresher, en donde se deja clara la importancia de la cooperación para alcanzar el equilibrio en todos los ámbitos de la vida. Algo imposible de conseguir en un contexto en el que los partidos políticos han abandonado el pensamiento crítico y la premisa del consenso como medio idóneo para la convivencia.
Así que, futuro militante-creyente, estoy convencido de que la secta estará encantada de contar con tus servicios, porque reúnes todos los requisitos exigidos: eres dócil, pelota y prepotente, y además manejas mejor el mensaje amarillista de los mass media que los análisis complejos. Solo me queda darte un último consejo, que no es otro que el de animarte a que denuncies si ves a algún militante- pensador dentro de tu secta, porque estos suelen aplicar el método socrático, poniendo en peligro el futuro de tu propio cursus honorum o incluso los principios sagrados que defendéis irracionalmente. Recuerda siempre que esta sociedad desinformada, no demanda el exterminio de las falacias sino profetas en los que ilusionarse y creer.
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