Mujeres feministas y antitaurinas: Carolina Coronado; por Alba L. Rodríguez

Hoy me gustaría hablaros de Carolina Coronado, una mujer que quizá algun@s no conozcáis y otr@s ya hayáis oído hablar de ella. 
Carolina Coronado fue una escritora española que escribió varias obras, entre ellas la mayoría son de compromiso social. Es en ellas donde plasmaba sus pensamientos, pues Carolina fue una adelantada en sus tiempos. Ya a sus diez años, Carolina Coronado escribió su primer poema ya que desde temprana edad mostraba interés por la literatura. En su época la literatura sólo era cosa de hombres, pero ella no dudó en dedicarse a lo que realmente le gustaba, pese a estar educada en las labores del hogar. 

Era una mujer feminista y en "Cartas a su mentor Juan Eugenio de Hartzenbush" así lo demuestra (Octubre de 1840): "[...] en esta población tan vergonzosamente atrasada, fue un acontecimiento extraordinario el que una mujer hiciese versos, y el que los versos se pudiesen hacer sin maestro, los hombres los han graduado de copias y las mujeres, sin comprenderlos siquiera, me han consagrado por ellos todo el resentimiento de su envidia".

También en su obra “ El marido verdugo” así lo expresa:

"Bullen, de humanas formas revestidos,
torpes vivientes entre humanos seres,
que ceban el placer de sus sentidos
en el llanto infeliz de las mujeres."

Y además en su poema "Libertad":

"Gran novedad en las leyes,
que, os juro que no comprendo,
ocurre cuando a los hombres
en tal regocijo vemos.

Muchos bienes se preparan,
dicen los doctos al reino,
si en ello los hombres ganan
yo, por los hombres, me alegro;
Mas, por nosotras, las hembras,
ni lo aplaudo, ni lo siento,
pues aunque leyes se muden
para nosotras no hay fueros."

Debido entonces a la desigualdad que había entre mujeres y hombres, Carolina Coronado vio una oportunidad para hacer pedagogía a través de sus obras. Asimismo, ella era antitaurina , una férrea defensora de los derechos de los animales y abogó por distintas formas de ocio que no implicara maltrato animal de ningún tipo. 
Así lo dejó claro en uno de sus poemas:

"¡Bravo!... generación; rauda caminas
a modelar tus hombres con las fieras;
¡bien tus nobles misiones adivinas,
te escapas de las cátedras latinas
y en las plazas de toros te atrincheras!
 
Nuevos campos de lid a los toreros
levanta ¡o patria! agota los tesoros.
¿Pueblo de sabios son los extranjeros?
Pues aquí somos pueblo de vaqueros...
necios ¿qué vale más, leyes o toros?
 
¿La libertad, qué importa mientras brama
el acosado toro en la llanura
y la arena socava y desparrama
y sufre el aguijón... sufre la llama,
de la infeliz España imagen pura?
 
Y cuando ronco ya lanza profundos
del traspasado pecho los bramidos
y hombres caen y alazanes moribundos
¡cómo es ver a los mozos rubicundos
romper en gozosísimos silbidos!
 
Y a las damas, las dulces, las mimadas,
corazones de leche delicados,
cebarse en contemplar ensangrentadas
las carnes del buen toro acribilladas,
los pechos del caballo desgarrados.
 
Mas escuchad; a defender la lucha
de hombres y toros se levanta osado
el petulante hidalgo que me escucha
«Yo vengo —exclama—aquí con gloria mucha
porque esto es Español». ¡Bien, ha gritado!
 
¡O Nacional ardor! cien aureolas
de rubias astas en la docta frente
coloquen del mancebo, que halla solas
en los chulos las glorias Españolas,
en los toros su fuerza prepotente.
 
Para aquellas ¡oh pueblo! almas de toro
el valor y el saber son extranjeros;
no aprenden en el Cid que bate al moro,
no abren de nuestros libros el tesoro
y de España osan ser con ser toreros.
 
Pues también en las bellas de la España
tanto el patrio cariño se acrisola
que ven con entusiasmo a la alimaña;
con ellas la bondad es planta extraña,
tan sólo la crueldad es Española.
 
¡Quién me diera tu numen, Jovellanos,
para tronar y despedir centellas
contra aquellos padrones castellanos
que se elevan más altos, más ufanos
en vez de perecer bajo tus huellas!
 
¡Varón ilustre, si tu mente pura
de los rayos del sol aquí desciende,
mira al pueblo Español en esa altura,
cómo rápido avanza en la cultura,
cómo en la escuela de la ciencia aprende!
 
Pan y toros tenemos —prorrumpiste—
pero tu siglo fue siglo de oro,
el nuestro, Jovellanos, es más triste, 
tú, al menos, con el toro pan tuviste, 
¡A nosotras nos dan el pan sin el toro! "

Es por todo ello que la escritora Carolina Coronado merece nuestro reconocimiento, por sus ideas inconformistas: mujer feminista y antitaurina en el siglo XIX y principios del siglo XX. 


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