A lo largo de la historia, la humanidad ha vivido diferentes sucesos y se les ha etiquetado; la generación de la I Guerra Mundial, la generación de la postguerra, la generación de Franco, la generación de la transición, la generación de la democracia, la generación de los 80, la generación del móvil, la generación de Internet... Y ahora llega la nuestra, la generación del año que no hubo ferias.
Y es que este año, debido a la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, los ayuntamientos de la Sierra han tomado la mejor de las decisiones, suspender la feria y todo lo que suponga una aglomeración de gente.
Este año pasará a la historia por ser un verano diferente (entre otras muchas cosas, claro está). Ya no va haber coronación de la reina, ni cunas, ni algodón de azúcar, ni sonará Camela en los coches de choque, ni luces, ni vestidos de flamenca.
En los libros de feria se va a quedar un año en blanco para la posteridad, como el año que vivimos una pandemia que paralizó el planeta. Y un hueco en nuestra memoria para contar a los nietos del verano en que no nos recorrimos los pueblos buscando la fiesta.
Y es que la feria es una de las cosas más míticas de los veranos de los vecinos serranos y de los "forasteros". Grandes veranos han dado las ferias de El Bosque, Grazalema, La Muela, Algodonales, El Gastor, Benamahoma, Setenil, Benaocaz, Torre Alháquime, Puerto Serrano, Alcalá, Zahara, Olvera, Villaluenga, Prado del Rey, Ubrique, Coto de Bornos, Bornos, y para cerrar el verano, Villamartín y Arcos.
Algo bueno hay que sacar de todo esto, y lanzo una propuesta a los ayuntamientos. Ya que no va a haber ferias y eso supone un ahorro de dinero, ¿por qué no invertirlo en acciones culturales para los pueblos?
Y tú, ¿cuántas ferias has visitado y con cuál te quedas?
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