Coronavirus, ¿y ahora qué? Por Ana Santamaría

Tres meses hemos estado confinados. Tres duros meses donde no se nos ha permitido salir a la calle salvo para comprar alimentos y pasear a las mascotas. Una ola de empatía se creó entre la población. Por primera vez todos nos hemos visto en la misma situación, encerrados en nuestras casas. Con fiestas improvisadas a las 20:00h. en los balcones y ventanas. Seguro que muchas personas han podido conocer a sus vecinos, hablar con ellos y entablar una nueva amistad. Se creó un movimiento libre de apoyo y reconocimiento a los sanitarios, que son los que han luchado en primera línea contra este desconocido virus, se han dejado la piel, y algunos incluso su vida, por ayudar a los enfermos que ingresaban y en cuestión de horas se volvían críticos. 
Le dimos un respiro a la naturaleza que ha podido descansar de la contaminación y de nuestra destrucción.


Durante estos meses parecía que estábamos aprendiendo las consecuencias de una epidemia. Todo lo que podemos perder y todo el sufrimiento que nos ha acarreado; abuelos sin ver a sus nietos, hijos sin abrazar a sus padres, familias separadas, enfermos crónicos viendo cómo anulaban sus citas médicas, trabajadores perdiendo empleos, mujeres pariendo sin la compañía de sus parejas y privándolos se ese momento único, negocios cerrados, familias sabiendo que su estirpe moría sola en una habitación de un hospital sin poder darle el último adiós.

Pues parece que todo esto ya lo hemos olvidado. Todos los meses sin salir de casa, los aplausos a los sanitarios, a las trabajadoras de los supermercados, a los repartidores... se han quedado diluidos en el vaso de cerveza a la puerta del bar.
¿Ya nadie recuerda el miedo, la rabia, la frustración, la sorpresa, la incertidumbre y las lágrimas?

Nos han dado las herramientas y las instrucciones para sobrellevar esta situación, ¿por qué no las seguimos?

Y ahora que vuelven a subir los casos en pleno verano, cuando supuestamente el calor tiene más controlado al virus ¿qué va a pasar cuando vuelva el otoño? ¿Alguien está pensando en la que se puede formar este invierno junto con la época de la gripe?

Porque la gente ha demostrado ser una irresponsable, donde tienen que prohibirle hacer algo para que lo cumpla, y aún así, muchos han buscado la manera de escaquearse. Porque vamos buscando la línea de lo prohibido, ¡y luego nos quejamos de los niños! Pues ellos han demostrado ser seres más empáticos, racionales y respetuosos que muchos mayores.

Tú joven, que me estás leyendo. ¿De verdad te compensa irte de fiesta, salir por la noche con los colegas? Porque al día siguiente vuelves a casa con tus padres, hermanos, abuelos, personas de riesgo que se están cuidando, solo porque eres demasiado impaciente para esperar. ¿De verdad unas copas y unos bailes valen la vida de tus seres queridos?

Tenemos por delante un final de verano con los casos aumentando, con zonas de España que están volviendo a cerrar. Y nos queda la vuelta al cole, esa gran incertidumbre de qué va a pasar con los niños. Porque aquí, los pequeños han sido los grandes olvidados. 
Veremos qué medidas van a tomar las escuelas, colegios, institutos y universidades para la vuelta a los estudios. 

Y luego, en plena época de catarros, gripes y resfriados, llegan las Navidades. ¿Estáis preparados para que os digan que las familias no se pueden juntar? ¿Estáis preparados para que digan que determinada región está en aislamiento y cada uno ha de pasar las fechas navideñas en su casa?

Pues a ver si empezamos a ser un poco más responsables, que todavía podemos volver a frenar la curva de contagios de nuevo y esta vez, a ver si somos capaces de mantenerla. 
Por ti, por mí, y por todos.



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