Se hace saber, por Ana Santamaría

Yo creo que todos los que hemos hecho periodismo, antes de entrar en la carrera, o en el primer año, queríamos ser corresponsales de guerra. Luego ya rebajas expectativas y con tener un trabajo en algún periódico nacional, revista o televisión, te das por satisfecha. Y finalmente te conformas con tener trabajo y que alguien lea lo que escribes de vez en cuando.

Una de las cosas buenas de ser periodista es que tienes una especie de potestad para hablar de las cosas con conocimiento (en la mayoría de los casos). Y hoy yo voy  usar este "poder" periodístico para hablaros de un producto que he encontrado y que me parece fascinante. Igual muchos la conocéis y no os descubro la panacea, pero es que para mí lo ha sido esta primavera. La tierra de diatomeas o tierra blanca.

Con el confinamiento nos fuimos a vivir al campo y descubrí uno de los seres más asquerosos junto con las cucarachas, las garrapatas. ¡Menuda plaga ha habido este año! En mis 34 años solo había visto una garrapata. Pues en un mes ya he visto todas las que me corresponden en mi vida. Fue tal la desesperación que hasta pensamos en llamar a una empresa de fumigación.

No sabíamos qué hacer, echamos un producto tóxico y tuvimos que tener a las niñas un día entero sin salir de casa por miedo a que lo tocasen y les pasase algo. Lógicamente, así no podíamos estar. La solución nos la dio San Google: tierra de diatomeas -mano de santo -.

Hay dos tipos, la calcinada (que es para fines industriales) y la orgánica (de la que voy a hablar) y que se usa para agricultura y ganadería.
Este producto proviene del esqueleto fosilizado de algas microscópicas unicelulares con una cobertura de sílice que se han acumulado en los fondos marinos por el paso de millones de años. (www.planetahuerto.es)
Por lo que cuando el insecto toca el polvo, los microcristales rompen la capa del exoesqueleto de quitina, el cuerpo pierde humedad y acaban por deshidratarse y morir.

La tierra de diatomeas es un polvo blanco, con tacto parecido al polvo de talco o maicena.
Lo echamos en un colador y lo fuimos esparciendo por el terreno que colinda con la casa. Al día siguiente ya se ven los resultados. La actividad de las hormigas se redujo drásticamente (aunque a mi estos insectos nunca me han molestado), y no volvió a entrar una garrapata en casa a menos que fuésemos a andar fuera del perímetro. Se lo echamos a los gatos y al perro también.
Una de sus cualidades es que no es tóxico para los animales domésticos, y hay gente que lo usa para desparasitarlos internamente, echándoles un poco en la comida. 
Igualmente podemos poner los polvos dentro de un calcetín y restregarlo por partes de la casa por donde haya insectos y éstos desaparecerán.

Otro de los usos, aunque yo estos no lo he probado, son; como complemento fertilizante, y queprotege del sol a las plantaciones jóvenes, (diluido en agua y pulverizado sobre las plantas, se queda una capa en la hoja que protege de los rayos solares).

Como veis, esta maravilla no podía quedármela para mí. Esto hay que contarlo y darlo a conocer. Sobre todo si tienes hijos pequeños o animales domésticos, se puede usar sin pasar miedo porque les pase algo.
Un solo producto tiene un montón de cualidades, tanto para eliminar plagas de insectos, como para abonar el huerto. 
Os recomiendo que si estáis interesados investiguéis más en profundidad sobre la tierra de diatomeas. Desde este año, este producto no va a faltar en mi almacén.  

Y tú ¿tienes algún producto estrella (natural y no tóxico) contra las plagas?



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