Vivimos unos tiempos convulsos. El racismo es algo que ya deberíamos haber superado hace mucho. Hasta mediados de los años 50s en Estados Unidos había separación racial en casi todo el territorio. Entre otras cosas había emisoras de Race Music, música de negros para negros. Y cuando llegó el Rock and Roll todo eso cambió. Incluso la mentalidad puritana sobre la sexualidad. Pero costó. Los artistas negros sonaban como blancos, los blancos como negros, pero aún a los negros no les dejaban tocar en ciertos sitios o entrar en según qué locales a ver conciertos, aunque el artista fuera negro, en otros estaban separados. El Rock and Roll literalmente rompió esta barrera, en algún que otro concierto rompían el cordón y la juventud se mezclaba sin importar el tono de la piel.
El Rock and Roll y la carga sexual que ofrecía a la nueva juventud se fue abriendo camino, pero seguía habiendo mentes obtusas y aún en los 60s se seguía peleando por una igualdad real entre todos y por una libertad sexual sin tapujos. En la década hippie que pregonaba la paz, la igualdad y el sexo libre, Matin Luther King fue asesinado y hubo fuertes disturbios en Stonewall (Nueva York) por el abuso que la policía ejercía sobre el colectivo LGTBI. El racismo y la homofobia deberían haberse difuminado en el transcurso de los años, pero de vez en cuando golpean fuerte, y sobre todo golpean a personas de color, gays y lesbianas. Hay una parte de la sociedad que no asume la igualdad entre las personas y de vez en cuando lo demuestra de manera violenta.
En estos días la población de medio mundo se manifiesta de una u otra manera por la muerte de George Floyd a mano de cuatro policías. Gota que colma el vaso de los abusos sobre la población negra y sobre un racismo perenne en gran parte de la sociedad. Y todos los años se conocen actos violentos contra gays, lesbianas, transexuales, y aún hay quien se pregunta el porqué de celebrar el Orgullo LGTBI.
En nuestro país el racismo y la homofobia, por suerte, no es algo generalizado pero, por desgracia, sigue existiendo. Y más cuando populistas públicos arengan en contra de la igualdad.
El tema que más cerca me toca por trabajo es lo relacionado con la libertad sexual. Y no sólo referido al colectivo LGTBI. Por Tu Punto Hot pasan clientes que disfrutan la sexualidad con una mentalidad abierta: parejas que hacen intercambios, o a quienes les gusta el mundo BDSM, personas liberales, con fetichismo.... Y todos son tratados con respeto, y el respeto se consigue con educación.
Lo primero es enseñar que el sexo no es malo, que hay personas con diferentes gustos, que las distintas prácticas sexuales son como distintos juegos de mesa. Y sobre todo, tratar todo esto de forma natural y con la mente abierta. Y hay que tener en cuenta que una mente abierta crece en sabiduría.
Espero, poco a poco, ir haciendo algo más sabio a los lectores profanos en todo lo relacionado con uno de los mejores placeres de la vida. Y adquirida un poco de sabiduría nos daremos cuenta que en este mundo todos somos iguales.
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