Espera, antigua como otra tile; por Tiguel Mena

A uno siempre se le ponen los bellos de punta cuando habla o escribe de su pueblo. Un pueblo humilde, trabajador y que siempre ha demostrado su ejemplo de lucha cuando ha tenido que defender sus intereses. A sus vecinos se les conoce comúnmente como espereños y espereñas. Un municipio de la Sierra de Cádiz con una amplia historia.

Ha estado habitado desde la antigüedad, en su término se han encontrado restos arqueológicos de piedras útiles talladas pertenecientes al paleolítico. Se han hallado culturas Turdetanas, Íberas y Cartaginesas, pero en la época de la Conquista Romana fue cuando aparecieron las ciudades de Carissa Aurelia y Esperilla, localizadas alrededor de la villa. Tras los romanos llegaron los visigodos, que levantaron una fortaleza sobre los restos de la fortificación romana, en donde a día de hoy está el Castillo de Fatetar.


La Conquista musulmana significó la destrucción total de Carissa y el establecimiento de nuevos habitantes alrededor de un nuevo recinto, que sigue tomando al Castillo como base. El Castillo fue mandado a construir por Abderramán III.

Durante el siglo XIII la Ermita de Santiago, dentro del Castillo, sirvió de Iglesia, hasta que en 1614 se terminó Santa María de Gracia, la actual parroquia.

En la Edad Contemporánea sufrió dramáticos efectos de la fiebre amarilla que sacudió Andalucía, en 1810 fue ocupada por los franceses, que acondicionaron el Castillo por su posición de defensa.

En 1820, durante el Trienio Liberal, el Coronel Rafael de Riego pasó por sus calles camino a Arcos de la Fra., cuando el levantamiento de las Cabezas de San Juan, dejando elementos del Batallón de Asturias. Surgió el famoso dicho que dice: "Esto va a acabar peor que el Rosario de la Aurora".


En la actualidad Espera vive dedicada en gran parte al cultivo de la tierra (cereales, remolacha y girasol) y a las labores de hormigonados y pulidos. Últimamente el turismo rural constituye una alternativa para el desarrollo de la economía local, al que pequeños comerciantes dan un empujoncito de buena manera en la creación de empleo en el municipio. Por no olvidar el sector de la aeronáutica.

Se podría decir que el municipio, perteneciente a la Ruta de los Pueblos Blancos, con poco menos de 4.000 habitantes, tiene infraestructuras propias de una ciudad. Cuenta con piscina, biblioteca, complejo deportivo, residencia de mayores, un hostal (por inaugurar) y museo, entre otras muchas cosas más. Es un ejemplo para los demás pueblos considerados como ciudad.

Entre los lugares de interés destacan Carissa Aurelia (antes mencionado), Esperilla, el Castillo de Fatetar recientemente remodelado para facilitar la visita de vecinos y turistas, la Casa de la Cilla, la Iglesia Santa María de Gracia, donde está el patrón Santo Cristo de la Antigua, la Ermita de Santiago y el Complejo endorreico La Zorrilla.

Los espereños pueden degustarte con el guiso típico de tagarninas (para chuparte los dedos), dulces típicos como los tortitas, los rosquetes, el roscón de reyes por Navidad y cómo olvidarlo, el famosísimo mollete de Espera, distribuido por centenares de sitios en incluso visto y vendido en el extranjero. Y es que sus panaderos...miman cada uno de sus ingredientes hasta meter la masa en el horno.
El aceite de Espera, donde se trabaja en el mismísimo Molino de los Diezmos y buenísimo puchero con sus avíos.


En el turismo aflora la Semana Santa, organizada por las diferentes hermandades con tanta devoción que hace de esa semana una semana única y especial en el pueblo. Las fiestas patronales celebradas los dos primeros domingos de septiembre (salvo cambio de fecha excepcional), la Feria Cruz de Mayo que cada año acoge a cientos de vecinos del pueblo para disfrutar entre otras cosas del rebujito, la copa de vino y el buen flamenco. Todo ello iniciado con el alumbrado y la espectacular música recitada por la Agrupación Musical Santo Cristo de la Antigua. La Romería, el Corpus Christi y posiblemente la noche más bonita del año, la Noche en Blanco, en la cual Espera es pionera y donde pueden encontrarse multitud de espectáculos y eventos repartidos por todo el municipio.

Un municipio bonito por dentro y por fuera, que siempre sorprende y asombra, que acoge a todo aquel que lo necesita con los brazos abiertos, hermanado con otros pueblos de diferentes culturas como por ejemplo Abadiño (Bizkaia). Un municipio que quiere y se deja querer, así es Espera, antigua como otra tile.





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